#terminando con humor
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Jajajaja No Existen Más Hace Tiempo!.
En Extinción ..!!
😏
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Boludo | Enzo Vogrincic
Para mis hispanas/hispanos: en español completito.
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Mientras caminas por las calles de Tlaquepaque en Guadalajara, decides acudir a una pizzería llamada La Valentina. Es de noche y llevas puesto un vestido negro hecho a mano, te sientes supercómoda y segura de ti misma. El mesero te pregunta si quieres ir a una mesa o al bar, y le dices que prefieres el bar. Al llegar, te sientas y le pides al bartender un Moscow Mule. Lo tomas tranquila y feliz, entablas una conversación con él, y le cuentas que eres de (tu país) con una gran sonrisa.
A medida que pasa el tiempo, te das cuenta de que el bartender está muy ocupado. Miras a tu alrededor y ves a tres chicos guapos, pero hay uno en particular que llama más tu atención. Te das cuenta de que no son mexicanos; tienen un acento argentino. Sin embargo, el chico que estás mirando tiene un acento muy peculiar.
Sigues disfrutando de tu trago, y el chico se acerca a ti, diciendo: "Disculpa, eh... es que mis amigos me retaron a que te hablara, porque te ves hermosa y, en realidad, no sé cómo hablarte. Ah... ¿te apetece un trago en la terraza y una pizza? Veo que no has ingerido ningún alimento", dice con timidez.
Sonríes y le respondes, repitiendo sus palabras: " 'No has ingerido ningún alimento', suena muy formal, ¿no? Es que cuando estás tomando un trago, la comida va al final, like the end," dices, terminando en inglés.
"Bueno... arrancamos con un traguito, supongo que eso es un Moscow Mule, y al final nos mandamos una pizza," dice con un toque coqueto.
"¡Vale! Nos vamos pa' la terraza y charlamos," le dices, esbozando una sonrisa pícara.
Cuando suben las escaleras hacia la terraza de La Valentina, te quedas asombrada al contemplar el paisaje nocturno, con una iglesia colonial antigua como telón de fondo y las coloridas calles de Tlaquepaque. Las luces de la terraza crean un ambiente relajante y romántico, y a tu lado está el chico, y comienzas a admirarlo. Sus ojos tienen un toque de caramelo, pero debido a la oscuridad de la noche, se ven intensamente cafés puya. Su nariz es prominente, al estilo de Adam Driver, y su piel tiene un tono moreno, como café con un toque de leche. Alto y hermoso. Era simplemente perfecto.
Entonces, él te mira y se presenta diciendo: "Che, creo que debería presentarme. Soy Enzo, de Montevideo. Resulta que acabo de laburar en una película, o mejor dicho, soy actor, y..."
Sin embargo, lo interrumpes diciendo sorprendentemente: "¡Oh! Con razón ese acento. Me preguntaba de dónde eras. Anyway, me llamo (tu nombre) y soy de (tu país), pero llevo casi toda una vida viviendo en los Estados Unidos".
"Y... ¿por qué estás aquí?" él dice intrigado.
"Amo viajar, y la verdad es que no soy tan amante de Estados Unidos, así que decidí recorrer América Latina. Pronto me iré a España, ya que tengo amistades en Madrid. Quizás me quede allí y trabaje como maestra de inglés," respondes.
Enzo te mira con interés y te dice: "Me encanta que hagas eso— viajar y conocer el mundo. De verdad que sos muy afortunada. Ojalá te vea en Madrid, ya que laburo bastante por allá."
"Gracias, y tú, eres muy afortunado. Yo pienso que la actuación es un trabajo de talento y valentía," le decís orgullosamente, dejando un toque de coqueteo en tus palabras.
Mientras Enzo y tú están inmersos en una conversación sobre logros y conociéndose, entran los amigos de Enzo, visiblemente tomados. Un chico guapo y argentino le dice a Enzo: "Che, yo pensé que te hab��as desaparecido con la boluda," mientras otro chico le pregunta a Enzo: "Pero, ¿quién es esta chica, Enzo? Preséntela." Tú te ríes ante sus comentarios disparatados.
Enzo te mira medio avergonzado y suelta: "(Tu nombre), estos son mis amigos del alma y compatriotas, Matías, Agustín y Simón. Son más locos que una cabra en patines, pero los banco a muerte".
"Un placer," decís tímidamente, mientras Matías suelta con su típico humor: "Che, vos sos muy guapa, Enzo, me la cogiste, pero como amigo te la doy." Agustín te dice: "(Tu nombre), te dejamos a vos y a Enzo tranquilo, nosotros nos vamos para una discoteca. Enzo, me mandás un mensaje para saber que vos estás vivo. Y sí, vente chico’, que nos vamos, ciao." Todos se despiden de manera cómica y se encaminan hacia la discoteca.
Tú miras a Enzo riéndote, y él, medio avergonzado, te dice: "Los quiero, pero a veces se pasan." Tú te ríes aún más y le dices que no te preocupes. Después, Enzo te dice: "Vos tenés una sonrisa hermosa," y luego, como disculpándose, agrega: "Es que es verdad."
Después de la risueña conversación, Enzo te mira y sugiere: "¿Qué te parece si caminamos un poco por la calle? Seguro encontramos algo interesante." Asientes con entusiasmo, y juntos se aventuran por las coloridas calles de Tlaquepaque.
Enzo y tú se encuentran con unos mariachis que entonan “Y…” de Javier Solís. Sin dudarlo, Enzo te toma de la mano y te invita a bailar cómicamente en plena calle, siguiendo el ritmo apasionado de la música mexicana. Ríen y se divierten, creando un momento inolvidable mientras los mariachis continúan su serenata. La noche se llena de risas, música y la magia de ese encuentro espontáneo en las coloridas calles de Tlaquepaque.
Mientras caminan, se cruzan con una parada animada de tacos. Enzo sonríe y te propone: "(Tu nombre), ¿qué te parece si paramos acá y nos mandamos unos tacos? Y, obvio, los acompañamos con una Coronita." La idea te parece re buena, y los dos se acomodan en la parada, compartiendo risas y sabores locales.
Son las dos de la mañana y de repente llegan los tres amigos de Enzo, caminando en zigzag debido a la borrachera, y le gritan a los dos: "¡Enzoooo, boludo! ¿Nos vamos?" Enzo te mira y tú le dices: "No te preocupes, ya tienes mi número." Él te dice: "Me escribís cuando llegues a casa, y nos vemos mañana por un café, ¿vale?" Tú le respondes: "Claro, ¿cómo no?" y le das un beso, a lo cual Enzo responde profundamente. Mientras tanto, los chicos están gritando: "¡Enzoooo, ya cásate, cabrón!" La noche termina con risas, besos y la promesa de un encuentro al día siguiente.
#enzo x reader#enzo vogrincic#society of the snow#la sociedad de la nieve#uruguay#argentina#mexico#latina#fanfic#my writing#enzo vogrincic x reader
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You Idiot.
[halloween especial]
Eddie Alden x fem!reader
Summary: Ella ha estado enamorada de su compañero de cuarto durante años, pero con cada desprecio, su paciencia se agota. Una fiesta de Halloween ofrece la oportunidad perfecta para intentar seguir adelante, pero él no está dispuesto a dejarla ir tan fácilmente. Entre disfraces y juegos, la tensión se transforma en algo más.
Category: Slow Burn Romance, Friends to Lovers, Halloween Vibes, 2000s, Jealousy, Emotional Turmoil, Unrequited Love, Misunderstandings {TW: Light Humor, Emotional Moments, Friendship Dynamics, Flirting}
...
Me miro en el espejo, terminando de ajustar los últimos detalles de mi disfraz. No puedo negar que esta noche me veo increíble; algo en la luz tenue del cuarto, el maquillaje, el disfraz... todo parece estar en su lugar. Incluso mi confianza, que siempre tambalea cuando estoy cerca de él, parece haberse reforzado esta vez.
Eddie aparece detrás de mí, preparándose en su estilo despreocupado de siempre. Su disfraz le queda sorprendentemente bien, resaltando justo lo suficiente para que todas en la fiesta se den cuenta de su presencia. No es nada nuevo, claro; Eddie siempre ha sido de los que dominan la atención sin siquiera intentarlo. Me atrevo a lanzar un cumplido, un comentario ligero, esperando quizá un gesto que me demuestre algo más. “Vas a dejar a muchas chicas suspirando esta noche, ¿eh?” le digo, medio en broma y medio esperando algo más.
Él solo sonríe de esa forma suya, como si nada le importara demasiado, y responde con algún comentario casual. Una broma, un guiño, todo lo que dice sin comprometerse nunca. Siento el orgullo revolverse en mi interior; no puedo dejar que esta sensación se repita más. Y entonces se me ocurre una idea. Lo miro de reojo, y con una sonrisa casi indiferente, suelto: “Bueno, probablemente yo no vuelva esta noche... Un amigo me va a pasar a buscar más tarde, por si quieres traer alguien esta noche.”
La reacción de Eddie es casi imperceptible, apenas un pequeño cambio en su expresión que trato de no leer demasiado, pero está ahí. Y aunque mantengo la mirada en el espejo, noto que su postura se tensa un poco. Por un segundo, me permito disfrutar del poder de haberle dado una pizca de su propia medicina.
De repente, Eddie se inclina hacia mí, tan cerca que casi siento su respiración en mi cuello. Sus manos encuentran mi cintura con la familiaridad de quien sabe exactamente cómo afectarme, incluso sin proponérselo. Su toque es suave, apenas una presión en la piel que me quema de una forma que odio admitir.
Me mira a través del espejo con una sonrisa que tiene algo de desafío y algo de burla. “¿De verdad vas a dejar que otro te lleve esta noche?” Su tono es ligero, como si la pregunta fuera inofensiva, pero sus dedos se ajustan un poco más en mi cintura, manteniéndome firmemente en mi lugar. La tensión entre nosotros es palpable, como si ese simple contacto fuera suficiente para que todo mi plan de olvidarlo se tambaleara.
Mis manos se tensan en el borde del tocador, y me obligo a no mirarlo directamente, a mantener la mirada en mi reflejo. No voy a ceder tan fácil… o al menos, eso me repito en la cabeza mientras intento ignorar el torrente de emociones que él desata en mí con tan solo un roce.
Pero él, como siempre, parece saberlo. Su sonrisa se ensancha, y con esa confianza arrolladora de quien siempre obtiene lo que quiere, añade en voz baja: “¿Por qué buscar en otro lado cuando sabes que aquí tienes todo lo que quieres?”
Siento cómo algo se rompe y algo se despierta dentro de mí al mismo tiempo. Maldigo internamente, odiando la forma en que tiene de hacerme replantear todo. Justo cuando creo que puedo seguir adelante, aparece con esa actitud suya que me hace dudar, que me recuerda por qué me enamoré de él en primer lugar.
“Estúpido Eddie…” murmuro para mí misma, aunque no sé si intento convencérmelo a mí o a él.
Suspiro, tratando de mantener la compostura, y retoco mi labial en el espejo, aprovechando cada segundo para calmarme. Él sigue ahí, observándome como si disfrutara de cada una de mis reacciones. Cuando finalmente termino, me doy la vuelta para verlo y sacudo la cabeza, reprimiendo una sonrisa.
“¿De verdad no había otro disfraz?” le digo, cruzándome de brazos. Lo miro de arriba abajo, notando cómo su disfraz es una versión bastante similar al mío, pero con esos detalles que sólo él podría agregar para hacerlo único… y provocativo.
Él se encoge de hombros con una sonrisa burlona. “¿Qué? Pensé que haríamos buena pareja vampiresca.”
Ruedo los ojos y le doy un ligero empujón en el pecho. “No necesitamos ir a juego.”
Pero por dentro, esa parte de mí que todavía alberga algo de esperanza se pregunta si realmente eligió ese disfraz por casualidad o si, en algún rincón de su mente, quiso hacerme saber que le importa un poco más de lo que está dispuesto a admitir.
Eddie suelta una risa suave y se inclina hacia mí otra vez, con esa cercanía que hace que cada célula de mi cuerpo se ponga en alerta. “No podía dejar que te divirtieras sola, ¿verdad?”
Y ahí está otra vez, haciendo que una chispa de ilusión crezca dentro de mí, aunque sé que no debería. Me muerdo el labio y niego con la cabeza, porque a estas alturas, no puedo dejar que vuelva a quebrar mi orgullo… no de nuevo.
Finalmente, salimos del departamento que compartíamos, y la brisa fresca de la noche de Halloween me envolvió al instante. Eddie seguía haciendo comentarios juguetones mientras caminábamos hacia el auto. Una vez dentro, me acomodé en el asiento del pasajero, pero no podía dejar de pensar en lo que había estado sintiendo últimamente.
Mientras él encendía el motor, miré mi teléfono y vi un mensaje de mi amigo que decía que vendría a la fiesta mas tarde y que nos podiamos encontrar allí. Una mezcla de emoción y nervios me invadió. “Parece que esta noche podría ser más interesante de lo que esperaba,” murmuré para mí misma, pero Eddie lo escuchó.
Sin darme cuenta, él frenó de golpe, y el movimiento me hizo inclinarme hacia adelante, golpeando el cinturón de seguridad. “¿Qué carajos te pasa, Eddie?” le reclamé, irritada y sorprendida.
“Oh, nada, solo asegurándome de que no vayas a volar por la ventana si alguien decide buscarte un poco antes de tiempo,” respondió con una sonrisa que no ocultaba un toque de celos.
Lo miré, confundida. “¿Qué quieres decir con eso?” pregunté, sintiendo una chispa de tensión en el aire. Pero el no respondió.
La incomodidad se instaló entre nosotros mientras me debatía entre sentirme frustrada por sus comentarios y emocionada por la forma en que, incluso en su tono casual, dejaba entrever lo que realmente sentía.
Mientras continuábamos conduciendo, me resultaba cada vez más difícil entender qué le pasaba a Eddie esa noche. Estaba demasiado juguetón con sus comentarios, como si disfrutara de picarme. Aquella mezcla de humor y celos era nueva, y no podía evitar pensar que había algo más detrás de sus palabras.
“¿Por qué estás tan…?” empecé a decir, pero decidí callar. No quería profundizar en eso. La última cosa que necesitaba era complicar más nuestras dinámicas. Me obligué a sacar esos pensamientos de mi mente y concentrarme en la noche que tenía por delante.
“Solo relájate y disfruta, estamos a punto de ir a una fiesta, ¿recuerdas?” murmuré para mí misma, intentando hacer que la emoción del momento opacara cualquier otra inquietud. Había pasado demasiado tiempo deseando que Eddie me prestara atención, y ahora que lo hacía, no sabía cómo manejarlo.
Finalmente, llegamos al lugar de la fiesta, y la música ya resonaba en el aire. Abrí la puerta del auto y respiré hondo, tratando de despejar mi mente. “Vamos, no podemos llegar tarde,” le dije, forzando una sonrisa mientras bajaba del coche, decidida a disfrutar de la noche y dejar atrás cualquier confusión.
La fiesta era un caos encantador. La casa de dos pisos estaba completamente decorada para Halloween: telarañas falsas colgaban de las esquinas, calabazas iluminadas adornaban cada mesita y luces parpadeantes creaban una atmósfera espeluznante pero festiva. La música retumbaba en las paredes mientras la multitud se movía al ritmo de la canción, todos disfrutando de la noche disfrazados de criaturas de la noche y personajes de películas.
Me perdí en el mar de gente, saludando a amigos y conocidos. La noche era justo lo que necesitaba: risas, bailes y un momento para olvidarme de las complejidades. Disfruté de la libertad de dejarme llevar, riendo con amigas y compartiendo anécdotas sobre los disfraces que llevábamos. Pero a pesar de la diversión, había una parte de mí que no podía evitar buscarlo en la multitud.
Era difícil no notarlo. Eddie, con su disfraz de vampiro, se movía con una confianza que atraía las miradas de todos. Cada vez que pasaba cerca, una energía palpable me envolvía. Había algo en su forma de actuar que todavia me hacía dudar.
Más tarde, mientras estaba en la sala, rodeada de amigos, vi a un chico que se acercaba a mí. Era el que había mencionado antes, aquel que iba a pasar a buscarme. Tenía una sonrisa encantadora y una mirada que me hizo sentir emocionada. “¡Hey! Te estaba buscando,” dijo, acercándose y ofreciéndome su mano.
“¡Hola! Perdona, estaba en medio de la fiesta,” respondí, sintiendo que mi corazón se aceleraba un poco al verlo. La química entre nosotros era evidente, y me sentí aliviada al darme cuenta de que él también estaba disfrutando de la noche.
El chico comenzó a hablarme sobre lo que había hecho en la fiesta, y mientras intercambiábamos risas, sentí que Eddie me observaba desde un rincón de la sala. Era una sensación extraña, como si ambos estuviéramos conectados a pesar de la distancia. Sin embargo, decidí concentrarme en el momento y disfrutar de la compañía del chico.
Nos movimos por la fiesta, bailando y riendo.
Mientras charlábamos y reíamos, el chico me sonrió con una expresión cómplice. “¿Te gustaría ir a la cocina a buscar un trago? Escuché que tienen un ponche de Halloween que está increíble,” sugirió, su tono era casual pero atractivo.
“Claro, suena bien,” respondí, sintiendo una chispa de emoción al saber que tendríamos un momento a solas. Me dejé llevar por la idea de disfrutar de la noche y la compañía del chico, dejando de lado mis pensamientos.
Nos dirigimos hacia la cocina, donde la música sonaba más tenue y la iluminación era un poco más cálida. El ambiente era perfecto, y el aroma de las bebidas mezcladas flotaba en el aire. Él se movió hacia la mesa de la cocina, sirviendo dos vasos con el ponche.
“Aquí tienes,” dijo mientras me pasaba uno, sus dedos rozando los míos. El contacto me hizo sonreír, y por un instante, me sentí liviana y despreocupada.
Empezamos a charlar más relajados, compartiendo historias sobre los disfraces que habíamos elegido para la noche. “Me encanta tu disfraz de vampiro.” comentó, mirándome con una sonrisa genuina que hizo que me sintiera bien.
“Gracias, pero creo que tú te ves bastante bien también,” respondí, riendo mientras lo miraba a los ojos. Estaba empezando a olvidarme del caos emocional que había traído a la fiesta, y la química entre nosotros era evidente.
Mientras tomábamos un trago, el chico hizo un gesto hacia el jardín. “¿Te gustaría salir a ver la decoración afuera? Escuché que hay una fogata,” sugirió, y sin pensarlo mucho, asentí.
“si, claro.” exclamé, emocionada por la idea. Quería disfrutar de la noche y dejar que el momento me llevara, al menos por un tiempo.
Salimos juntos al jardín, riendo y disfrutando de la brisa fresca. A lo lejos, la fogata iluminaba el área y creaba un ambiente acogedor. Me sentía libre, y por un momento, olvidé todo sobre Eddie y las complicaciones que solía traer.
Mientras disfrutábamos del aire fresco y reíamos, compartiendo historias sobre nuestras aventuras pasadas, la atmósfera se sentía cada vez más relajada y divertida. La fogata chisporroteaba suavemente, y el calor del fuego contrastaba con la brisa de la noche.
“No puedo creer que viniste a esta fiesta,” dije entre risas, mientras él me contaba sobre una experiencia cómica que había tenido en otra fiesta de Halloween. Su risa era contagiosa, y me encontraba cada vez más cómoda en su compañía.
Justo cuando me preparaba para decir algo más, un grupo de chicos pasaron junto a nosotros, riendo y bromeando. Uno de ellos, evidentemente borracho, perdió el equilibrio y me empujó accidentalmente. “¡Hey!” exclamé, pero antes de que pudiera caer, el chico a mi lado me agarró de la cintura con firmeza, manteniéndome en pie.
Nos encontramos cara a cara, el espacio entre nosotros se redujo drásticamente. Su aliento era cálido y su mirada, intensa. Aquel breve momento me hizo sentir una conexión inesperada, pero decidí mantenerme enfocada en la diversión de la noche.
“Cuidado,” dijo él, una sonrisa juguetona asomando en sus labios, “no quiero que te caigas por culpa de estos locos.”
Reí, tratando de disimular la chispa de tensión que había surgido. “No te preocupes, creo que tengo un buen equilibrio,” respondí, alejándome un poco, aunque su mano aún permanecía en mi cintura.
“¿Quieres salir de aquí? La gente se está poniendo un poco densa,” sugirió él, lanzando una mirada hacia el grupo cercano que comenzaba a reírse más ruidosamente y a acercarse al borde de lo molesto. “Podríamos encontrar un lugar más tranquilo.”
Un alivio recorrió mi cuerpo al escuchar su propuesta. “Sí, eso suena bien,” respondí, y antes de que me diera cuenta, él tomó mi mano y comenzamos a abrirnos camino a través de la multitud.
La música resonaba a nuestro alrededor mientras la gente reía y bailaba. Pero había algo en su presencia que hacía que me sintiera más segura. La idea de intentar algo nuevo me llenaba de emoción.
Sin embargo, justo cuando estábamos a punto de salir, noté una figura familiar en el centro de la sala. Eddie, medio borracho, había levantado la vista y nos estaba mirando con una expresión que no podía descifrar. Su mirada pasó de la diversión a una mezcla de sorpresa y algo más, y en un instante, se acercó rápidamente.
“Ey, ey, ey ¿A dónde crees que vas?” preguntó Eddie, tomando mi brazo con firmeza y deteniéndome en seco. La intensidad en su mirada me hizo detenerme, y sentí un pequeño tirón en mi estómago. “¿No te quedas un rato más?”
El chico a mi lado me soltó, confundido, mientras yo intentaba procesar lo que estaba sucediendo mientras soltaba una risa nerviosa. “Solo íbamos a buscar un lugar más tranquilo,” respondí, tratando de sonar despreocupada, aunque mi corazón latía con fuerza.
Eddie me miró de nuevo, esta vez con una mezcla de celos y preocupación. “¿Por qué no me dijiste que te ibas con él?” su tono era un poco más intenso de lo que esperaba, y podía sentir la tensión en el aire.
“Si te dije que me iba con el, pero estás tan borracho que no te acuerda, solo... vete a casa, Eddie,” le dije, sintiendo que la situación se complicaba cada vez más.
El chico, aún a mi lado, parecía no saber qué hacer con la situación. Eddie, con su agarre en mi brazo, no me dejaba mover. La multitud seguía bailando a nuestro alrededor, pero en ese momento, solo había espacio para nosotros tres.
“No, estoy bien” respondió él, su tono firme aunque un poco tambaleante. “Solo quédate un rato más. No tienes que irte con él.”
El chico a mi lado, confundido por la tensión, miraba de uno a otro sin saber qué hacer. “¿Todo bien aquí?” preguntó, tratando de romper el hielo.
“Sí, todo bien,” respondí rápidamente, sintiendo la incomodidad en el aire. Pero la mirada de Eddie no se apartaba de mí, llena de frustración y algo más profundo que no podía descifrar.
“Vamos, solo un rato más,” insistió Eddie, dando un paso más cerca, ignorando al chico que estaba a mi lado. “No estoy tan borracho, ¿verdad?” trató de hacer una broma, pero su risa sonó más nerviosa que divertida.
“No sé, Eddie,” dije, sintiendo que cada palabra se volvía más difícil de pronunciar. “Quizás deberías pensarlo. De verdad, vete a casa.”
El chico se rascó la nuca, claramente sin saber cómo ayudar. “No quiero interrumpir…” dijo, mirando de reojo entre los dos.
“No es eso, solo… solo estoy tratando de aclarar las cosas,” respondí, intentando evitar el caos que estaba surgiendo.
Eddie se cruzó de brazos, la frustración visible en su rostro. “No quiero que te vayas, eso es todo. ¿Por qué no podemos quedarnos un rato más y disfrutar de la noche?”
La tensión creció, y la mezcla de emociones en el aire era casi palpable. Era como si Eddie intentara aferrarse a algo que ya estaba escapándose de su alcance.
Pero antes de que pudiera dar un paso más, sus pies tropezaron con el suelo y se desplomó, cayendo de espaldas. El golpe resonó en el suelo de la casa, y la gente a nuestro alrededor se giró, algunos riéndose y otros mirándolo con preocupación.
“¡Eddie!” grité, sintiendo una mezcla de frustración y preocupación. Me agaché a su lado mientras algunos amigos se acercaban para ayudarlo. “Dios mio. No puedo creerlo, ¡eres un idiota!” lo maldije entre dientes, sintiendo que la rabia crecía dentro de mí.
El chico a mi lado miraba la escena con sorpresa. “¿Está bien?” preguntó, tratando de contener la risa.
“Claro, solo es un borracho que no sabe cuándo parar,” respondí, sintiendo que mi corazón latía con fuerza. La situación que había intentado evitar se tornaba más complicada de lo que había imaginado.
Mientras ayudaba a Eddie a incorporarse, no podía evitar pensar en lo absurdo de todo esto. ¿Cómo podía seguir sintiendo algo por alguien tan imprudente?
El chico se acercó, preocupado por Eddie. “Déjame ayudarlo. Puedo llevarlo a casa,” ofreció, mirando de reojo a Eddie, que seguía tambaleándose.
“Sí, por favor. Eso sería genial,” respondí, sintiendo que esta era la mejor solución en medio del caos. No tenía ganas de lidiar con sus tonterías ni un segundo más.
Eddie murmuró algo incomprensible, pero el chico lo rodeó con un brazo por sus hombros, guiándolo hacia la salida. A medida que caminábamos hacia el auto, el aire fresco de la noche me despejó un poco la mente. Sabía que no podía dejar que Eddie arruinara mi noche.
Cuando llegamos al departamento, el chico y yo ayudamos a Eddie a entrar. Él se dejó caer en el sillón, y aunque trataba de mantenerse consciente, sus ojos se cerraron lentamente.
“Te dije que no debías beber tanto,” le dije, sintiendo una mezcla de frustración y preocupación mientras me aseguraba de que estuviera cómodo.
El chico me miró después de acomodar a Eddie en el sillón. “¿Te llevo a casa o quieres quedarte un rato más?” preguntó, con una sonrisa amistosa.
“Vivo con él,” respondí, señalando a Eddie, lo que hizo que la atmósfera se tornara un poco incómoda. “Así que tecnicamente estoy en casa.”
“Oh, claro...,” dijo el chico, su sonrisa desvaneciéndose un poco. “No sabía que eran compañeros de cuarto. Es... un poco raro.”
Me encogí de hombros, intentando mantener la conversación ligera. “Sí, bueno, es mas barato pagar la renta.” Sentí que tenía que defender la situación, pero la incomodidad entre nosotros se hacía palpable, dibujando una sonrisa algo nerviosa.
La atmósfera se tornó tensa tras el comentario del chico. “Es... un poco raro,” repitió, mirando a Eddie como si esperara alguna reacción. Yo me sentía atrapada entre querer aclarar las cosas y el deseo de salir de esa incomodidad.
“No es tan raro, solo es un compañero de cuarto,” dije, tratando de restarle importancia. “No pasa nada entre nosotros.”
Él me observó, y pude ver la duda en su mirada. “Ya, claro... pero, ¿no es un poco complicado vivir con alguien así?” cuestionó, frunciendo el ceño.
“Complicado o no, es...simplemente Eddie” respondí, un poco más defensiva de lo que pretendía. La frustración comenzaba a aflorar en mí, y podía sentir que las cosas no se estaban desarrollando como esperaba.
Finalmente, el chico dio un paso atrás, alzando las manos en señal de rendición. “Está bien, no quiero hacerte sentir incómoda,” dijo con un susurro. “Quizás debería irme.”
“No, no es eso,” intenté tranquilizarlo, pero era demasiado tarde. Él dio un paso atrás, murmurando algo sobre que era mejor dejar las cosas así.
“Está bien. Cuídate,” dijo antes de alejarse, dejándome sola en el departamento con Eddie.
Suspiré, sintiéndome frustrada y decepcionada. Había querido que la noche fuera diferente, pero aquí estaba, de nuevo lidiando con los efectos del alcohol en Eddie y la incomodidad que había creado. Me quedé mirando a Eddie en el sillón, preguntándome si alguna vez entendería lo que realmente quería.
Eddie se movió en el sillón y, como si despertara de un profundo letargo, se incorporó con una expresión clara en el rostro. “Era un completo idiota,” murmuró, frotándose los ojos. “Menos mal que no te fuiste con ese tipo.”
Mi indignación creció al escuchar su tono tan lucido. “No me jodas ¿Así que todo esto era un juego para ti?” respondí, cruzando los brazos con fuerza. “¿Estabas fingiendo estar borracho?”
Él se echó a reír, como si fuera la cosa más graciosa del mundo. “Vamos, no es tan grave. Solo estaba probando tus límites.”
La rabia se apoderó de mí. No podía creer lo infantil que era su actitud. “No es una broma, Eddie. No tienes idea de lo que siento, y te comportas como un tonto. ¿Por qué siempre tienes que jugar así?” Mi voz se quebró ligeramente mientras hablaba, la frustración acumulándose en mis palabras.
Eddie se detuvo, su risa se desvaneció. Se acercó un poco más, su expresión cambió a una de seriedad. “Espera... ¿qué quieres decir?” Su mirada se volvió intensa, como si realmente comenzara a entender la profundidad de mis palabras.
“No sé por qué siempre tengo que estar aquí rogando que te des cuenta de lo que hay entre nosotros,” seguí, sintiéndome vulnerable pero decidida. “Es como si no pudieras tomarte nada en serio. Eres tan estúpido a veces.”
Su rostro se suavizó, y la broma que había querido lanzar se desvaneció. Sentí el aire cargado entre nosotros, la tensión palpable. Estaba claro que ambos habíamos llegado a un punto crítico. La pregunta ahora era si estaríamos dispuestos a dar el paso hacia lo que realmente queríamos.
Sentí que las lágrimas comenzaban a acumularse en mis ojos mientras la frustración y el dolor se desbordaban. Me dejé caer en el sillón, sintiéndome atrapada entre la ira y la tristeza. “Siempre he estado aquí, Eddie. Siempre. Pero parece que nunca te das cuenta de lo que siento, simplemente lo ignoras y te comportas como un verdadero imbecil. He estado tratando de ser fuerte, de hacer como si no me doliera, pero no puedo más,” solté, mi voz temblando mientras hablaba.
“Me esfuerzo por seguir adelante, por no esperar nada de ti, pero siempre termino esperando, deseando que alguna vez reconozcas lo que hay entre nosotros. Me haces sentir como si estuviera persiguiendo sombras, como si mis sentimientos no importaran en absoluto.” Las palabras se deslizaban fuera de mí, un torrente de emociones que no podía controlar.
“Siempre eres el primero en divertirte, el que se ríe y juega. Siempre es ‘solo una noche’ o ‘solo diversión’ para ti, pero yo no puedo seguir pretendiendo que eso no me afecta. Quiero más que eso, y es tan frustrante porque sé que tú sientes algo, pero no lo admites. ¿Por qué no puedes simplemente ser sincero conmigo?” Mis ojos se llenaron de lágrimas, y sentí cómo una de ellas se deslizaba por mi mejilla.
Eddie se quedó en silencio, su mirada fija en mí, tratando de absorber cada palabra. Se acercó, y aunque la distancia entre nosotros era corta, me sentía más vulnerable que nunca. “No sabía que te sentías así,” dijo, su voz apenas un susurro.
“Claro, como si no fuera obvio, Ed. Pero estoy cansada. Estoy cansada de estar aquí, esperando que te des cuenta de que soy más que una amiga para ti.” La presión en mi pecho era abrumadora, y la realidad de mis sentimientos se hacía más clara.
“No quiero ser solo una opción para ti.” terminé, sintiéndome expuesta y al borde de las lágrimas. La combinación de la tristeza y la rabia me envolvió, y lo último que quería era que mis sentimientos lo asustaran o lo alejaran aún más.
Eddie se inclinó hacia mí, su expresión cambiando a una de sinceridad profunda. “Yo lo siento mucho, no quería que te sintieras así.”
Mis lágrimas comenzaron a caer libremente, y mientras los sentía deslizarse por mi rostro, comprendí que tal vez, solo tal vez, esta noche podría cambiar todo.
Se acercó lentamente, como si temiera romper la atmósfera delicada que nos rodeaba. Con cuidado, rodeó mi cintura con sus brazos, atrayéndome hacia él. Sentí el calor de su cuerpo, una sensación de protección que me reconfortó en medio de mi tormenta emocional. El silencio se alargó entre nosotros, un espacio en el que mis sollozos comenzaron a calmarse poco a poco, mientras él simplemente me sostenía.
Finalmente, rompió el silencio con su voz suave. “Lo siento de verdad,” dijo, su mirada profunda y sincera. “A veces soy un completo idiota, y no sé cómo reaccionar ante lo que siento. Pero no quiero que pienses que no me importas. Es justo lo contrario.”
Me miró fijamente a los ojos, y en su expresión había una mezcla de juguetonería y seriedad. “La verdad es que tengo miedo, ¿sabes? Miedo de que algo salga mal, de que nuestras risas se conviertan en lágrimas, de que si me atrevo a dar un paso adelante, no sea capaz de manejarlo. No creo que te merezca, pero quiero que sepas que te quiero con todo mi corazón.”
Mientras hablaba, acarició mi rostro con las yemas de sus dedos, secando mis lágrimas con un gesto tierno. Su toque era suave, casi reverente, y sentí cómo la calidez de su cariño comenzaba a calmar mi angustia.
“Lamento ser tan complicado y no saber cómo hacer las cosas bien,” continuó, su voz ahora llena de sinceridad. “No sé cómo manejar lo que siento, pero lo que más deseo es que no me pierdas. No quiero que te vayas.”
Las palabras de Eddie me envolvieron como un manto cálido, y por primera vez en mucho tiempo, sentí que tal vez, solo tal vez, estaba en el camino correcto.
“Ed…” susurré, tratando de procesar todo lo que me estaba diciendo. Su cercanía me llenaba de esperanza, y aunque sabía que había un largo camino por recorrer, su sinceridad me hizo creer que tal vez podríamos enfrentarlo junto
Eddie me abrazó con más fuerza, y, de repente, me sentí vulnerable, atrapada entre sus brazos y el sillón. Antes de que pudiera reaccionar, me tumbó, quedando él encima de mí, mirándome con una sinceridad que me desarmaba. Los latidos de mi corazón resonaban en mis oídos mientras lo observaba, buscando en su mirada alguna pista de lo que realmente sentía.
“Shh,” dijo suavemente, acercándose más. Su rostro estaba tan cerca que podía sentir su aliento cálido sobre mi piel. La luz tenue del departamento jugaba con las sombras, acentuando la intensidad de su mirada. Era un momento tan íntimo que casi podía olvidar lo que había pasado antes, las risas, los celos y la confusión.
“Solo escúchame,” continuó, y sentí que se me aceleraba la respiración. Cada palabra suya era un hilo que tejía un nuevo camino entre nosotros, un camino que temía recorrer, pero que a la vez deseaba con todas mis fuerzas.
Lo miré a los ojos, buscando respuestas. Era difícil ignorar el calor que emanaba de su cuerpo, la forma en que su mirada se posaba en mí como si estuviera intentando grabar cada detalle. “Eddie, ¿qué estás haciendo?” pregunté, mi voz temblorosa.
“No quiero perderte,” dijo, y esas palabras resonaron en mí como un eco. “Sé que he sido un idiota, pero, ¿podríamos intentar ser algo más que amigos esta vez?”
Su sinceridad me golpeó.
“No lo sé, Eddie,” respondí, sintiendo las lágrimas amenazando con escapar nuevamente. “Siempre estás en la cuerda floja entre el chico que me gusta y el que parece no importarle nada.” Mi voz se quebró, y, en un momento de vulnerabilidad, dejé caer mi guardia.
Eddie se acercó un poco más, sus ojos fijos en mí, como si cada palabra que decía contara. “No quiero que te vayas con el primero que se cruce en tu camino solo para olvidarme, y sé que esto es raro, vestidos de vampiros y todo, se que tarde un poco en darme cuenta pero...” bromeó, tratando de aligerar el ambiente, y por un momento, me hizo sonreír a pesar de la tensión.
Era una locura lo que estaba pasando, pero, mientras lo miraba, sabía que había algo real entre nosotros, algo que merecía ser explorado.
Nos miramos en silencio, el mundo exterior desvaneciéndose mientras nuestras miradas se entrelazaban. Era como si el tiempo se detuviera, cada segundo estirándose hasta el infinito, lleno de significado. La habitación se llenó de una energía palpable, y pude sentir el latido de mi corazón resonando en mi pecho.
Eddie, aún inclinado sobre mí, mantuvo su mirada fija en la mía. Sus ojos, llenos de sinceridad, parecían decirme todo lo que nunca había podido expresar. Sentí cómo la distancia entre nosotros se acortaba, un imán invisible atrayéndonos el uno hacia el otro. Era un momento cargado de promesas y posibilidades, de todo lo que podríamos ser.
Finalmente, sus labios se acercaron a los míos, lentos y deliberados, como si temiera que cualquier movimiento brusco pudiera romper el hechizo. Cerré los ojos, sintiendo su aliento cálido acariciar mi piel, y me dejé llevar por la magia del momento. Cuando nuestros labios se encontraron, fue como si todo cobrara vida de nuevo.
El beso fue honesto, lleno de la vulnerabilidad que ambos compartíamos. Sus labios eran suaves, exploratorios, y había una dulzura en su toque que me hizo sentir segura. Me devolvió todo lo que había sentido por él, y en ese instante, todas mis dudas se desvanecieron. Era solo nosotros, envueltos en un mundo que parecía pertenecer únicamente a nosotros dos.
Eddie inclinó un poco su cabeza, profundizando el beso, y la calidez que se expandía en mi pecho me hizo sentir viva. Era un beso lleno de amor, de esa conexión que había anhelado por tanto tiempo. La tensión que había existido entre nosotros se transformó en un sentimiento reconfortante, como si finalmente hubiéramos encontrado nuestro camino de regreso a casa.
Cuando nos separamos, nuestras frentes se tocaron, y sentí su respiración entrecortada mezclándose con la mía. Los ojos de Eddie estaban brillantes, y por un momento, el mundo exterior volvió a existir, pero esta vez, me sentí lista para enfrentar lo que viniera, porque sabía que, a su lado, podría ser quien realmente era.
“¿Qué hacemos ahora?” murmuré, una sonrisa tímida asomándose en mis labios, sabiendo que había dado el primer paso hacia algo nuevo y emocionante.
“Lo que sea que tú quieras,” respondió él, y en su voz, escuché la promesa de un futuro lleno de posibilidades y juguetón.
Lo miré a los ojos, una mezcla de risa y frustración burbujeando en mi interior. “Eres un idiota,” le dije con una sonrisa. “Podrías ser un gran actor con lo que hiciste para parecer tan borracho.”
Eddie soltó una risa baja, intentando mantener la seriedad. “Siempre he sido bueno para hacer teatro. Pero la verdad solo quería asegurarme de que no te fueras con ese tipo.”
Su sonrisa se amplió, y en ese instante, todo lo que nos había separado pareció desvanecerse. Nos miramos, y él se inclinó hacia mí, robándome un beso suave y tierno. Me reí entre los labios de él. “Eres un idiota,” murmuré, mientras él seguía robándome besos, cada uno lleno de cariño y complicidad.
“Quizás debiera seguir actuando así más a menudo,” bromeó, y ambos estallamos en risas, dejando atrás cualquier duda que nos hubiera atormentado.
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Cuando entendí que mi matrimonio no funcionaba estaba lavando los platos del almuerzo, él estaba sentado en la mesa todavía, mirando la televisión.
Le pedí que me alcanzara el resto de los trastos y no me oyó, puede parecer una tontería, pero ese pequeño detalle me hizo estallar.
Claro que no se lo dije, pero mi cara seguramente habló por mí, y no necesitó preguntarme el motivo de mi enojo, me dejó sola con mis razones y se fue a la sala.
Después de eso cada día sumé motivos, como por ejemplo su costumbre de dejar las toallas en el piso después de bañarse, su despreocupación a la hora de cumplir horarios o traer mis encargos, todo fue mermando mi paciencia y mi amor por él.
Un amor que creí invencible, capaz de tolerarlo todo, fuerte y a prueba de malos tiempos.
Pero no, no lo era, mi amor por él era humano, y con tendencia a la destrucción, como el amor real, no el amor novelesco, que entre besos y pasión eterniza a dos amantes tan irreales como la belleza física después de los cuarenta, con dos hijos y un marido, amén de trabajo y tareas extras.
Por un tiempo me obligué a fingir que nada ocurría, me limité a ser la esposa correcta, con la mesa puesta y la cama caliente, pero sentía crecer muy dentro de mi la urgencia por salir corriendo, por tirarle por la cabeza sus camisas , aunque por supuesto lo pensaría muy bien, ya que esas camisas las planchaba yo.
Pasamos la navidad como siempre, veinticuatro en casa de mis padres, y veinticinco con los de él, no estaba de humor para soportar las indirectas de mi suegra, y un par de veces la dejé hablando sola, veinte años de matrimonio me dieron al menos ese derecho. Sus hermanos son exitosos, tienen un pasar económico envidiable, muchas veces me pregunto porqué lo elegí a él, y no solamente por el dinero, sé que trabajo tanto o más que él.
Terminando el año me propuso salir solos, cenar en cualquier lugar y luego dar un paseo, muchos meses sin intimidad, casi nos volvimos hermanos, acepté y me arreglé para la ocasión, y de la mano entramos a comer.
Todo marchaba perfecto, la comida era excelente, el vino perfecto y él me miraba como antes, antes de los hijos, de los kilos y las mentiras. Y entonces..
Lo vi atragantarse mirando a alguien que entró al salón, y lo conozco tanto que no me pudo eludir, giré la cabeza y allí estaba ella.
Treinta años como mucho, esbelta y jodidamente hermosa, sonriente caminaba de la mano de un tipo, que caminaba con esa seguridad que siente un hombre cuando lleva de la mano a una mujer que todos miran.
Terminé mi vino sin demostrar nada, y le toqué la mano a mi marido para tranquilizarlo.
Él me miró sorprendido, y yo le hice un guiño.
Cálmate, notará que te incomoda… dónde está tu madurez no seas imbécil.
Tienes a tu esposa a tu lado abrázala, dile que la amas, no me obligues a dejarte, no lo hagas.
Quería gritarle, quería que me dé reivindicación, pero al palurdo de mi marido se le iban los ojos a la rubia de cintura estrecha.
No aguanté más y le dije que quería el divorcio, me miró como si no hubiera escuchado bien y entonces se lo grité, esta vez me escuchó todo el mundo.
Me levanté y me fui dejándolo solo con su cena romántica, a dos mesas de su amante.
Los trámites de divorcio los lleva mi abogado, mis hijos no preguntan al parecer ya lo sabían, no solo lo de la rubia infartarte, también de otras.
Comencé yoga con una amiga, y volví a la dieta esa que dejé al no tener resultados, salgo de viaje cada vez que puedo y también visito a sus padres, cuando se enteraron de los cuernos, mi exsuegra me llamó para disculparse:
_ Lo siento, así son los hombres. Mi madre lo soportó tantos años, y yo…-
_ No se disculpe usted no tiene la culpa, siempre serán familia, mis hijos necesitan tenerlos presentes.
Me dio pena, pobre mujer, casi sesenta años de matrimonio y experiencia, sabe fingir que no sabe, pero yo ya no lo haré.
Tengo casi cincuenta años, no espero ningún príncipe azul, no cambiaré mi vida completamente, ni voy a comportarme como una adolescente tardía.
Por primera vez en veinte años me pregunto, ¿Qué quiero hacer cuando despierto?
Y es eso lo que hago, puede que solo tenga otros cinco minutos.
Y los haré valer.
Autor anónimo Visto en @jartitameteneis Trumblr
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todos tenemos sueños metas, deseos y amores, platónicos en su mayoría, también están sus contrapartes desilusiones, pesadillas, aciertos y fracasos. Pero cómo lidiamos con ellos? creo que la mayoría nos llevamos bien con el acierto es algo que todos disfrutamos, todos disfrutamos ganar, pero el fracaso ya es otra historia, al fracasar una serie de sentimientos negativos nos invaden, la frustración combinada con la tristeza en potencia intentan controlarnos en ese momento. Bueno la idea es ver ahora: ¿Cómo reducir todos esos sentimientos que aparecen durante el fracaso?. Luego del fracaso y ver de alguna manera como mitigarlos. Lo primero que pensamos al fracasar es el porqué del error de los cuales pueden haber muchos, generando aún más frustración, teniendo la posibilidad de darle el siguiente enfoque. Buscando el para qué del error, siendo algo muy básico pero logrando encontrarle el sentido a ese fracaso, viéndolo como un proceso, siendo el fracaso parte del camino del éxito y dejándonos la siguiente frase: "no es el fracaso en sí mismo el que nos lleva al éxito, sino el sentido que le logramos encontrar a ese fracaso", ese aprendizaje. Cuál es ese sentido? todos tenemos un propósito, una razón, algo que nos lleva a levantarnos cada día, sea solitariamente o acompañados vivimos intentando de alguna manera seguir buscandole algun significado a todo esto. Si es que lo tiene, sea un deseo trascendental o algo muy simple, qué mejor que intentar conseguirlo, qué mejor que volver a intentar. El arte de volver a intentar es eso que está en nuestro día a día son esos días malos, esos días buenos, esos aciertos y esos fracasos, esos días que arrancan bien y terminan mal o viceversa y todo depende de cómo reaccionemos a ello. Nunca les pasó que se levantaron a la mañana queriendo patear el despertador? pero terminaron el día de una buena manera terminando el día tranquilos de buen humor cuando a la mañana se habían levantado con ganas de patear el tablero y que ojalá que caiga un meteorito en la tierra. Pero bueno y dentro de todo eso estamos, estamos nosotros dentro de todo ese caos y dentro de toda esa variabilidad que puede llegar a tener la vida de cómo las cosas pueden venir bien y de repente un hecho termina cambiando tu rutina, tu semana, tu mes, tu año o tu vida. Bueno pero la problemática de todo esto es que cuando nosotros nos encontramos con ese error, con ese fracaso con esa situación que de alguna manera genera un cambio negativo en nuestra vida nos quedamos paralizados y el mundo se sigue moviendo todo nuestro alrededor sigue moviendose y nosotros nos quedamos de alguna manera contemplando eso. La idea es que el arte de volver a intentar nos permita volver a seguir, volver a intentar lograr aquello que queremos lograr y me parece muy loco. Todo surgió por esto: Parece que lo único que queda es volver… Volver a intentar. Volver a dudar y decir ¿Por qué me pasa esto? Pensar ¿Realmente vale la pena? ¿Vale la pena seguir? Seguir embrujando nuestra existencia persiguiendo nuestro insignificante sentido… Siendo un poco la razón de todo esto… Que no tenemos razón. Olvidando cómo, pensando en cuando ¿Cuándo llegaré? Levantándome cada mañana esperando algo diferente que luego de tantas veces se volvió algo común. Pero, cómo llegué… Cómo cada vez que sentía que el mundo se me venía encima… Lograba darle la vuelta de alguna manera. Siendo ese, el arte de volver a intentar…
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★ ! — Fanservice Paradox .
Carrd
Autor : Zhichu
Capítulos : 109 capítulos + 11 extras
Género : Idols, recuentos de la vida, humor, romance bl, moderno.
Mi calificación : ★★★★★
Somos dos barcos de Teseo navegando por el mar. Nos conocimos por accidente y tuvimos miedo de separarnos, así que tu me diste tus partes y yo te di las mías. Ya no somos lo que solíamos ser. Nos convertimos el uno en el otro.
¿Qué puedo decir de esta novela? Realmente es una de las que más tenía ganas hace tiempo (la llevaba poniendo como opción ya 5 veces cada vez que preguntaba qué leer a continuación), y aunque inicialmente fue complejo encontrar una traducción, ¡no me rendí! Y fue la mejor decisión que pude tomar.
Demoré bastante en leerlo, pero porque no tuve mucho tiempo, aún así, se convirtió en una de mis favoritas e incluso leí los extras enseguida. Cuando en realidad, pocas veces leo los extras. Tiene pocos capítulos pero son extensos y aún así, ¡no es una lectura pesada! Al contrario, este autor tiene la capacidad de llevarte dentro de la historia y describir las escenas de una forma tan exquicita y detallada que es algo que realmente le aplaudo.
Pocas historias me hacen sumergir tanto en una lectura como esta novela, puedes ver con lujo detalle cada escena y tienen una cantidad de frases que te hacen suspirar. Aquí encontré mi confesión favorita de las lecturas que llevo del año y muchas más.
"¿Cómo se podría sumar, restar, multiplicar y dividir el amor?"
"Ron, saliva dulce, burbujas de coca-cola, pliegues internos de la boca, frambuesa y baileys, papilas gustativas en la punta de la lengua, leche y dientes lisos"
"Eran solo dos animales heridos, y cuando sangraban, sus temperaturas bajaban, por lo que no les quedó más remedio que abrazarse y sobrevivir aprovechando el calor del otro"
Aquí te presentan a un grupo de idols llamado Kaleido, poco conocido, que se esfuerzan en conseguir sus objetivos. Te muestra no solo una historia romántica, sino que además una realidad en el mundo del entretenimiento, rodeados de dificultades que poco a poco irán enfrentando. Los protagonistas inicialmente se ven obligados a crear una fan CP (fan couple, es decir, como crear realidad tu "shipp", llamado TingJue CP) debido a la popularidad que ganaron gracias a una escena entre ellos, quién diría que esto daría inicio a una pareja tan hermosa y que te haría gritar ¡esto es amor verdadero!
Parte como un rivals, avanzando hacia friends y terminando en lovers, todo el desarrollo que tienen a lo largo de la historia es precioso y leer el primer capítulo con el último, te das cuenta de cómo ambos influyeron en la vida del otro. Una relación bonita donde ambos se esfuerzan por acompañarse y aceptarse. Aparte de traerse una tensión tremenda, las escenas +18 de ellos es otro nivel de erotismo. Ver cómo Pei Tingsong y Fang Juexia se influyen y complementan para crecer y enfrentar sus miedos es algo emocionante.
Los personajes secundarios no se quedan atrás, pese a que igual me habría gustado una mayor interacción entre todos como grupo también entiendo el porqué no era tan así inicialmente pese a los años que llevaban juntos como Kaleido. Todos tienen esa chispa y encanto, incluso aquellos que aparecen apenas 5 capítulos, quedan en tu corazón. Cada uno destacando a su modo y las interacciones entre todos te sacan más de una carcajada.
Esta historia me hizo reír, llorar y chillar, la recomiendo enormemente si deseas leer algo no tan denso, entretenido y con una historia que te hará estremecer el corazón. ♡
Repito la capacidad de Zhichu de describir y detallar las escenas y sentimientos de los personajes porque te hacen sumergir en la lectura por completo. Estoy entusiasmado por leer otras de sus novelas.
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⩔ Quizás las últimas páginas del ya bucólico verano las pudimos ver este pasado fin de semana en el Washington Post, a través de este precioso reportaje que nos narra un viaje: recorrer EEUU en tren.
Comenzando en el Norte de California y terminando en Nueva York, Christine Mi, autora de este trabajo, nos cuenta las aventuras sobre raíles de este viaje de 80 horas, 12 estados y más de 5.000 kilómetros. Todo ello con unos geniales dibujos y un desbordante sentido del humor. Es un reportaje que se puede disfrutar en movimiento en el microsite web.
» The Washington Post, del 15 de septiembre de 2024
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músico. debió inferirlo en su lugar. para ser justo, arbitraje habría apostado a favor de cualquier ámbito artístico. no puede precisar detalle, pero existe un vestigio de virtud en contraparte. en todo caso, está contento de haber acertado aunque fuese una veracidad a medias. ' es una pena, me habría gustado escucharte en vivo. ' ¿estaba siendo demasiado franco? quizá, pero no necesita de una demostración para argumentar a favor de talento. aptitud le sienta como un anillo al dedo, tendrá que idear algún justificante que consienta el caprichoso anhelo de escucharle tocar. todo a su debido tiempo, por supuesto. lo último que quiere es ahuyentarle con su entusiasmo y falta de retención. ' aunque si tu trabajo te mantiene en el pueblo por otro rato entonces me consideraré afortunado. vivimos en el mismo vecindario, el día que necesites la opinión de un crítico amateur o cualquier otra cosa no dudes en tocar a mi puerta. ' es sensato al no indagar más de la cuenta. la mención de su cita pactada figura posibilidades, ya tendrán oportunidad para conocerse a fondo a medida de comodidad. ' suena a que mis estudiantes te causaron una buena impresión. ' o al menos es lo que le gustaría escuchar. se dice que los niños son un reflejo de sus instructores, siguiendo noción intenta precisar intercambio. ' dime por favor que al menos agradecieron tu ayuda. ' el primer indicio de nerviosismo interviene al son de una carcajada. ' en caso de que no lo hayan hecho, permíteme ser yo quien te agradezca tu atención. ' presunta elaboración no deja espacio para una réplica, propios vocablos retoman diálogo antes de que interlocutor pueda atender a cuestión. ' en parte me alivia saber que te preguntaron a ti, otro adulto pudo haber sido grosero con ellos. ' no es una reacción habitual, pero dada la naturalidad de la velada tuvieron suerte de soltar petición frente a cordialidad opuesta. ' en cuanto a mi compensación, invítame un café otro día y estaremos a mano. ' sinvergüenza, instancia no es sino otra excusa para volver a verle en otras circunstancias. a sus adentros mantiene interés en cada fracción de converso, aunque ante dictamen obtenido tropieza en titubeo. sus mejillas se tiñen de rojo, repentino sonrojo incitado por el revoloteo en su estómago. ' ¿otra cita? ' ya van tres hasta donde puede contar : una acordada y dos sugeridas. la certeza le brinda consuelo. está acostumbrado a ser el primero en mostrar iniciativa, siempre a la espera de una negativa para no incentivar ilusión. la idea de que disposición sea recíproca es diferente, pero a su vez agradable. ' en ese caso suena a que tenemos un plan. ' acepta, curva en sus labios volviéndose cómplice de su contento. ' ¿tienes algún antojo en mente? — todos los restaurantes en el pueblo son buenos, pero no quisiera arruinar la noche llevándote a algún lugar que no te guste. ' otro punto para añadir a su lista, cada pieza es inherente a carácter ajeno. puede conocer mucho de una persona en base a pequeñas particularidades, lo ha aprendido tratando con infantes a lo largo de los años. ' ¡ah! y necesito saber si eres alérgico a las flores o a alguna clase de comida, preferiría no terminar nuestra primera cita en la sala de emergencias. ' con humor finaliza interrogatorio, esperando que su evidente entusiasmo no arruine el convenio.
' si quieres escucharlo no tengo problema en decirlo. ' intención es directa, después de todo no ve razón para esconder lo que es evidente. al paso de su honestidad suena otra breve carcajada que poco hace por disimular la forma en que palpitar vuelve a alterarse. ' siendo completamente honesto, también me gustaría escucharlo viniendo de ti. ' implicación se escabulle en un tinte socarrón, mas aguarda que contrario se aproveche de consciente desliz para tomarle la palabra. lo que le sigue a accionar se desprende de un impulso. mientras mirada permanece estática en silueta masculina su mano dominante se alza a la mesa, terminando sobre opuesta en un suave roce. ' sólo cuando te sientas cómodo con ello, por supuesto. ' aclara, brindándole otra sonrisa. ' tal vez me estoy apresurando, pero realmente me gusta lo que sea que está empezando a suceder entre nosotros, asher. ' ¿una nueva amistad? si tuviera que ponerle otro nombre, optaría por atracción. la repentina confesión da pie a un breve silencio, aguardando detectar cualquier rastro de vacilación por parte de su acompañante. el encanto se rompe antes de hacerse con una respuesta, sin embargo, siendo un carraspeo viniendo de tercera lo que culmina escena. irises pasan de interlocutor a la diligente de la mesa de tragos, quien les observa con un asomo de molestia mientras aguarda a que tomen su orden y sigan su camino. debe ser molesto verse en medio de conversaciones ajenas, supone. ' perdona — ya nos vamos. ' sucumbe a resignación, deshaciendo tacto para tomar las tres bebidas entre sus manos. ' creo que tendremos que seguir nuestra conversación en otro momento. ' advierte, volviendo cortesía al mayor.
lo ha escuchado antes, mas travesía en aquel ambiente ha sido demasiado breve para experimentar satisfacción. enseñanza en área profesional, fue simplemente un intento necesario en pos de encontrar verdadera vocación a la cual dedicarse. ' nunca intenté con el modelaje, pero tal vez debí hacerlo. ' no es la primera vez que escucha algo referente, mas comentarios que alguna vez le llevaron a considerar línea de trabajo, terminaron perdiendo valor ante una absoluta falta de interés. ' ¿hm? safe heaven... ' exhalación es pesada, tópico nunca le ha sido cómodo de abordar por detalles que carga conversación. ' es complicado, he vivido aquí de forma intermitente el último par de años. pero sí, supongo que me mudé definitivamente hace poco. ' abordar tema completamente no es una necesidad, pero se permite hacerlo con intención de brindar algo más concreto a compañero. permanencia es algo que consideró por bastante tiempo, sin embargo, intentos por concretar estadía, se vieron eclipsados por un sinfín de obstáculos que retrasaron plan original. volver fue inevitable tras cada partida, siendo consecuencia directa de mantener vínculos con alguien arraigado a pequeño pueblo. ' soy músico. ' y aún cuando término puede resultar demasiado amplio, es una buena forma de globalizar travesía personal. ' aunque ya no subo a escenarios, solo me dedico a crear canciones para otros. ' sin mayores preámbulos, voluntariamente amplía respuesta y, aunque no le molestan interrogantes ligados a tema en cuestión, tampoco le importa reducirlos.
seguridad en tono foráneo no le sorprende, supone que no existe persona más adecuada para reconocer plan de pequeñas mentes criminales, que él. después de todo, es quien les acompaña gran parte de su día. ' para ser justo, es un gran beneficio del cual aprovecharse. ' diversión predomina en palabras, mas puede comprender molestia si es que existe. inversión de tiempo y esfuerzo perdía importancia al ser arrancados de muro, aún así, anhelo en ojitos de chiquillos había sido suficiente para convertirse en secuaz sin poner excusas. incluirse en ecuación no es algo involuntario, desliz prefiere dejar cartas sobre la mesa en caso de existir consecuencias. sin embargo, es amenaza que compañero profesa, la que acaba llevándole a reír por lo bajo. ' si ayuda a mi caso, las decoraciones se veían bonitas, era tentador robar los globos. ' expone manteniendo una seriedad que conversación no posee realmente. ' y soy extremadamente débil a los ojitos de cachorro que ellos usaron. ' pretende exponerse como inocente en crimen, aunque puesta en escena se derrumba en un abrir y cerrar de ojos. curvatura de labios se extiende un poco más, inclinándose un poco en dirección opuesta al observarle. ' me aseguraré de compensarte por los daños a la decoración. ' tono, a pesar de mostrarse divertido, es honesto. hacerse cargo de inconvenientes que pudo haber causado accionar, es algo que no puede evitar. incluso, si en ese instante, han tomado asunto con gracia.
asiente a respuesta, encontrándose a gusto mientras plan comienza a tener forma. interrogante, sin embargo, no logra responderse al encontrarse directamente con alternativas que compañero ofrece. no necesita evaluarlas. ' aunque me gustaría probar algo que cocines, prefiero ir a algún sitio contigo. ' concluye. ' podemos dejar la otra opción para... una próxima vez. ' así, plantea posibilidad de que aquello se repita en el futuro. y si plan es prematuro no se muestra en conflicto, idea queda sobre la mesa incluso si francis desea tomarla. objetivo, después de todo, solo era conocerse un poco más. es por eso que, a pesar de lo desconocido de resultados, se permite aquello. cabeza se ladea mientras le escucha, golpeteando suavemente madera de la barra con yemas de sus dedos. ' un vaso de sidra suena estupendo. ' admite, tal vez pecando de escoger algo regular y no ceder a opciones más cargadas. ' tendré que confiar en lo que dicen y probarla. ' ofrece al compás de una risa baja. ' para ser honesto, no me quejaré si lo haces. ' cumplidos y palabras similares siempre han sido bien recibidas. ' pero prefiero escucharlo de tu versión sobria. ' curvatura se enfatiza al instante en que sutil vergüenza se abre paso en él, obligándole a centrar mirada en algún otro punto de periferia. ' pero lo entiendo. ' concluye, volviendo atención una vez más a compañía. ' si me paso de copas — bueno, en el mejor de los casos, solo acabaré soltándote demasiados cumplidos. ' y solo ofrece un panorama parcialmente favorable, inhibiciones desaparecen con facilidad ante consumo de bebida. rasca parte posterior de su cabeza, mostrándose preocupado de cuánto podría llegar a decir bajo aquel estado. ' creo que prefiero guardar eso un poco más, no quiero ponerte en una posición incómoda. ' conclusión es único motivo detrás de oposición a propuesta inicial. ' al menos, hasta que me conozcan un poco mejor. '
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EL INFIERNO
Es una película Mexicana estrenada en el 2010 bajo la dirección de Luis Estrada mismo que ha creado una serie de películas bajo el mismo estilo como lo son : La dictadura perfecta , la ley de Herodes y la más reciente que viva México .
El infierno nos muestra como su personaje principal Benjamín García tras regresar de Estados Unidos sin mucho éxito , descubre un México de cayente en economía y seguridad, así mismo el asesinato de su hermano mayor por circunstancias extrañas y la existencia de su cuñada y sobrino, haciendo que Benjamín o mejor conocido como el Benny jure frente la tumba de su hermano hacerse cargo de su familia , terminando involucrado en el narcotráfico.
El como Luis ha sabido plasmarlo en la pantalla es un tanto interesante ya que primero que nada se nos da a conocer que el narcotráfico es una de las actividades presentes en la mafia al igual que la delincuencia organizada que en partes estás dos se llegan a relacionar dentro de la película como en los asesinatos y secuestros , claro que la mayoría de ellos son por saldos de cuentas como el enfrentamiento que se tenían cada cartel a pesar de que todos eran familia y es en ese momento como la otredad se hace presente ya que por un lado tenemos la visión externa donde uno puede opinar y decir a bueno igual se lo busco, es lo que uno gana al terminar en esos medios, pero por otra parte tenemos la visión de la familia en dónde han matado un hijo , a un hermano , son en esas partes dónde ya no importa si uno es bueno o malo solo personas que han tomado una mala decisión .
Otra forma en que la otredad queda remarcada en la película es en como dejan en claro que uno es superior y siendo México no hay una representación tan marcada como el estereotipo del hombre macho ya que si notamos al inicio de la película cuando Benny llega este viste con una gorra y chamarrita casual , se nos representa como un trabajador más y cuando llega el Cochiloco ah saludarlo se puede notar una imagen completamente distinta, un porte de “macho” con sombrero , camisa, bigote y abotonado dándonos a entender que es un hombre de temer. Este concepto es muy familiar dentro de las películas del cine de oro Mexicano y han dejado huellas en la cultura, personajes como Pedro infante, Jorge Negrete , Javier Solis, Vicente Fernández entre otros, son personajes que imponen respeto.
Otro ejemplo marcado del macho superior son el mando y las mujeres de cierta forma el que un hombre sea mujeriego lo ha puesto como una persona respetable, cosa que se llega a recalcar en la película cuando el Benny se junta con su cuñada, aún que su hermano ya esté muerto aún se sigue viendo como un acto moralmente mal visto, es por ello que para la familia Reyes que eran los jefes del Benny era de suma importancia que no se supiera que su hijo era homosexual y sobre todo que haya siendo acecinado durante un encuentro sexual con uno de sus trabajadores.
MÉXICO TRAJICOMEDISADO
A pesar de que es una película que representa la crudeza del mundo , el narcotráfico y los asesinatos a sangre fría está es una película que incluye la comedia ya que incluye varios chistes y referencias que llegan hacer reír, utiliza lo que se le denomina humor negro o como nosotras lo llamamos “reímos para no terminar llorando” y es que muchas veces los Mexicanos sacan bromas de sus tragedias como método de defensa para olvidar un rato el trago amargo , sin embargo cabe recalcar que las bromas solo son aceptadas si son hechas por un mismo mexicano para otro mexicano ya que si está viene de un extranjero automáticamente se denomina como una falta de respeto y posible origen de una funa en redes sociales, sin embargo el infierno hace mofa de todo : de la muerte, los orígenes étnicos, la cultura, la prostitución, orientación sexual, etc.
Es como muchas una visión cuestionable.
Momentos
La primera parte a señalar es el ¿Por qué Benny entro en al mundo del narcotráfico? Es decir el ya estaba consiente de que no era un buen lugar y acepto hacerse cargo de la familia de su hermano pero sin necesidad de unirse a algún cartel , sin embargo la necesidad y desesperación es lo que siempre hace uno dejar aún lado la moral , en este caso a Benny al saber que su sobrino se ha metido en un problema con una deuda se vuelve el punto de partida para que este se inicie al mundo del narcotráfico con ayuda de su amigo Cochiloco, el cual lo lleva con el patrón el señor José Reyes este le explica que para todo hay reglas y dentro de este trabajo siempre debía tener: lealtad, honestidad y silencio absoluto, establecida sobre las reglas es muy importante ya que nos vuelve a recalcar que aún que sea un mundo de tortura y traición siempre cuentan con un límite.
La vida dentro del Narcotráfico no es sencilla y el Benny lo empieza a notar ya que este de tambalea y se arrepiente al ver cómo torturan a la cucaracha que era un aliado que había dado información del cartel a la policía federal, es ahí donde la moral dentro del Benny llega a parecer y nos muestra ese lado humano sin embargo este persiste y se termina acostumbrado a las torturas .
como toda historia cuenta con un punto quiebre y en este caso se presenta en varios personajes primero en el Cochiloco que al no haber salvado al hijo de los Reyes, don José manda acecinar a toda la familia del Cochi, eso a su vez desencadena una serie de traiciones y se da a conocer que quien ayudo al cartel contrario a matar al hijo de los Reyes fue el mismo “diablito” sobrino del Benny en venganza de que Don José había ordenado la muerte de su padre , es así como de nuevo el Benny llega a tener de nuevo su punto de desesperación y necesidad para que no maten a su sobrino toma la decisión hacer un atraco ayudar a su sobrino a escapar y matar a los Reyes cuando van a tomar la posición presidencial , claro que al final el mismo Benny termina muerto.
Justo en la escena final nos muestra al mismo diablito regresando a México y siguiendo los pasos de su padre y tío dando a entender que al final de cuentas el mundo d la mafia no tiene un fin ya que como el mismo Cochi lo dijo “EL INFIERNO ES AQUÍ Y AHORA”
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Egresados 🎓🎓
Sinopsis: AU Argentina :P
La clase 3 A necesita juntar plata para su viaje a Bariloche, por lo que organizan una feria de platos para lograr su objetivo.
One shot medio crack fic que escribí para un curso de escritura. Plot sin ships. Historia sin sentido y de humor.
Contexto:
Escribí esto para cumplir con mis ejercicios del curso de escritura. Como tenía una consigna específica no me calenté en ponerle un contexto, así que es importante que lean esta nota. Gracias.
Contexto: En Argentina (al menos en Buenos Aires) es muy común que al finalizar el secundario se haga un viaje de egresados. Lo más común (en esta parte del país) es ir a Bariloche en invierno, ya que es una ciudad donde nieva y la gente va a esquiar y bla. Hay empresas que organizan estos viajes exclusivos para estudiantes. Como el viaje es carísimo, se paga en cuotas desde principio de año y es común que los alumnos que van hagan actividades para recaudar dinero como ferias de platos, feria americana, etc.
De eso va la historia 😊
.🎓🎓🎓.
Como era habitual cada vez que se quedaban sin un docente a cargo, había un bullicio constante, pero que de alguna manera no molestaba. Era como un ruido de fondo, como las cigarras en verano. A Izuku no le molestaba ese ruido, al contrario, le ayudaba a concentrarse. Llevaba días haciendo planes y por fin estaba terminando de darle forma.
Todos sabían que él era muy bueno en hacer planes, aunque no fuera el más inteligente de la clase, planear se le daba bien. Esperaba que sus compañeros recibieran bien su propuesta. Ya que el profesor no había llegado aún, era el momento.
Se levantó de su asiento y se paró frente a la clase.
—¡Chicos! —Nadie respondió—. ¡¡Chi-cos!! —La segunda vez sí logró que algunos se callaran—. Se me ocurrió una idea para juntar plata para el viaje.
—¡Un baile en tanga! —gritó Mineta desde el fondo.
—Ay, chabón, sos asqueroso —Jiro se quejó, pero nadie la escuchó.
—¡Eso no! —Izuku se estaba tomando muy en serio el asunto.
—¿No te parece que es mejor hablarlo cuando estemos todos? —propuso Momo—. Mina y Toru no vinieron hoy.
—Después les avisamos —dijo sin dar lugar a réplicas—. Lo mejor que podemos hacer es una feria de platos.
Todos se quedaron en silencio, algunos se miraron entre ellos como pensando “¿quién le dice?”. La verdad era que a nadie le había gustado la idea.
—¿No se te ocurrió algo más choto, Deku?
—Andate a cagar, Kacchan. ¿A vos que se te ocurrió?
Kaminari no pudo evitar la risa, era gracioso que estuvieran peleados, pero que se siguieran hablando con sus apodos de toda la vida.
—No es tan mala idea, chicos —Momo se había levantado, alarmada, e intentaba calmar las aguas.
—Podríamos hacer carteles para promocionar —aportó Ochako—. Y quizás los chicos del B se quieran sumar.
—Esos son nuestros enemigos —se quejó Kirishima, quien se la tenía jurada a Monoma.
La conversación se terminó después de eso, ya que el profesor de inglés había llegado apurado, ya que estaba retrasado, como siempre.
Después de la clase no tuvieron tiempo de seguir, el profesor de matemática era muy puntual. Pero por suerte era la última materia del día. Midoriya quería que todos se quedaran para charlar sobre la organización, había mucho que discutir, pero nadie se quiso quedar. Ni siquiera Iida.
Derrotado, y un poco enojado también, guardó los útiles en su mochila amarilla y se fue. Pero eso no se iba a quedar así. Todavía podían hablar por chat.
🥪🍮🥧.
🦸♀️Las chicas superpoderosas Momo, Kyo, Mina, To…
Mina Qué onda el colegio hoy? Hay tarea?
Kyoka La vas a hacer?
Mina Sab��s que no xd
Kyoka Así te va en los exámenes
Ochako Izu quiere hacer una feria de platos para juntar plata para el viaje.
Toru Qué paja hay que cocinar
Mina No hay que cocinar ninguna paja, boluda
Toru Ya sé tarada. Es una expresión.
Momo No hace falta que cocines, Toru. Vos podrías hacer los carteles para promocionar la feria.
Toru Dale
🥠🍝🍵.
Kaminari y Kirishima habían decidido ayudar con los carteles ya que ellos tampoco querían cocinar. Bakugo se alegró de que solo él y Sato fueran los encargados de crear las delicias. Los demás eran un desastre, especialmente Todoroki. Por supuesto que fue el primero al que vetó de las actividades de preparar comida.
Nadie se atrevió a decirle a Shoto que Katsuki tenía razón. Sabían que Todoroki tenía buenas intenciones, pero lo mejor era que ocupara el puesto de vendedor. Era el más popular entre las chicas, sobre todo las de primer año.
Iida y Midoriya se habían autoasignado como los coordinadores del evento, por lo que iban de grupo en grupo revisando los avances y tomando registro de las cosas que necesitarían comprar o adquirir de otra manera.
Paseaban por el aula observando los avances de todos. La profesora de literatura se había ausentado, por lo que habían aprovechado la hora libre para empezar a organizarse. Al llegar al grupo encargado de diseño se llevaron una sorpresa no muy agradable. Los carteles hechos por Hagakure estaban muy bien, la chica tenía talento para dibujar, por lo que había dibujado distintas comidas que estarían vendiendo.
Sin embargo, el cartel que habían hecho Kirishima y Kaminari era la cosa más espantosa que habían visto en sus vidas.
Una cartulina amarilla era el lienzo. Habían dibujado con un fibrón de color rojo la frase “Vendemos, panchos”, pero no habían calculado el espacio ni el tamaño de las letras, por lo que la palabra “vendemos” era más grande al principio que al final y la “s” se veía muy chiquita. Para complementar el texto habían dibujado algo extraño que probablemente eran panchos.
—Chicos, ¿qué es esto? —preguntó Iida tratando de encontrarle un sentido a esa cosa que estaba mirando.
—El cartel para promocionar la venta de comida.
—¿Por qué es tan feo? —A veces Iida no tenía filtros.
—¡Hey!
—¿Y por qué hay una coma ahí? —exclamó un poco exaltado señalando el cartel. Izuku se tapaba la boca para que no se dieran cuenta de que se estaba riendo.
—Es que no nos entró arriba, así la tuvimos que poner adelante de “panchos” —explicó Kirishima.
—Esa coma no debería estar en ninguna parte —Iida estaba cada vez más indignado. Izuku decidió intervenir para tratar de calmar la situación, aunque la verdad era que se estaba divirtiendo mucho.
—Chicos, no vamos a vender panchos —Midoriya quizo intervenir antes de que a Iida le diera algo.
—Ya sabemos —aclaró Kaminari—. Pero es un juego de palabras. No vendemos panchos. Vendemos, panchos. ¿Entendés? Porque vendemos comida, pero relajados.
Izuku y Tenya lo miraron con cara de no entender absolutamente nada. Kirishima asentía emocionado.
—Ustedes dos quedan excluidos del grupo de diseño.
—Ay, dale, boludo.
—¡Pero si es buenísimo!
—Vayan al sector de compras —Iida no dio el brazo a torcer y los chicos tuvieron que moverse a otro grupo.
Las chicas habían visto y escuchado todo tratando de no reír, pero era muy difícil. El cartel era realmente feo.
🥞🥟🍘.
🏫 Arriba el 3 A Iida, Aoyama, Sato, Min…
Midoriya Vamos a necesitar un espacio para hacer la feria, mesas también.
Sero Pidámosle al profe de sociales.
Jiro Aizawa no nos va a dejar. Es un sorete.
Aoyama No, hablen así del profe. Él es bueno.
Todoroki ¿Así como?
Aoyama Se me escapó un punto jaja
Bakugo Es un coma, gil
Aoyama Sí, eso.
Uraraka No es mala idea preguntarle a Aizawa, pero tiene que ser alguien que le caiga bien.
Iida Yaoyorozu.
Kaminari Que sea Yao-Momo.
Asui Voto por Momo
Yaoyorozu Si todos están de acuerdo, no tengo problema en hablar en nombre del curso.
Midoriya Muchas gracias, Yaoyorozu.
Kirishima Que sea Sero!
Iida Ya elegimos, Kirishima.
Kirishima Ah
🥗🥘🌮.
Un mes después, la dichosa feria de platos se llevó a cabo en la UA. El profesor Aizawa había accedido al pedido de sus alumnos, aunque no les dio una hora completa como ellos querían. Pero sí había accedido a darles treinta minutos para que pudieran organizar las mesas y colocar los carteles.
Él solo iba a ayudarlos con eso, el viaje de egresados era responsabilidad de los estudiantes. Verlos tan entusiasmados con ese pequeño evento le hizo recordar sus tiempos en la misma escuela y al mismo tiempo se sintió viejo. Mejor compraba una porción de torta para olvidarse de esa sensación tan fea y de paso ayudar a sus alumnos, así todos podían irse a Bariloche y el tendría una semana para descansar de esos demonios.
Fin 🍰
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Tito Mágico
Tal vez, no sé, pero por alguna razón...
(claramente sé la razón pero necesito alguna entrada triunfal para poder iniciar esto).
Estaba luchando con las incansables ganas de fumar un tabaco. Te recuerdo cuando tenías tus retos personales de no fumar tanto. De esos a los que les huías de pronto por las oleadas del mal humor.
Pero las vencí y de pronto me encontré en la mesita de la terraza, fumando. (Encontré mis cigarros predilectos o los que quisiese fumar suponiendo que quiera seguir fumando toda la vida: American Spirit verdes. Son mentolados. Los del verde limón, no los del verde soldado).
Conoces el lugar. La última vez que nos vimos y hablamos, fue ahí. No entendí tu corte de cabello, pero recuerdo que había algo con eso. Entendí de alguna forma todo lo que se había ido.
Quizás regrese a hablar de esos temas pronto.
Pero bueno, a lo que vine:
Estaba fumando mi cigarro, pensando en la inevitable forma de cómo quiero desprenderme cada vez más del celular. De todo lo que sucede ahí. De la inmediatez.
En poner más atención siempre en lo que sucede aquí.
Luego vi la vela de citronella que compré para ahuyentar a los mosquitos. La vela está de alguna forma en la que no debería ser una vela. Está muy transformada por el calor. Está todo el día afuera. Se hace líquida y vuelve a ser sólida por las noches.
El otro día mi papá limpió la terraza. Por alguna extraña razón que desconozco, metió la salvia dentro de la vela. Cuando vi eso por primera vez, me enojé, no te voy a mentir. Esa salvia la compré en una tienda de música en Flagstaff. Una tienda mágica con un señor mágico con instrumentos magiquísimos. Y de alguna manera me entristeció verla dentro de la vela. Porque la vi de noche. Cuando estaba sólida y era parte de la vela. Pensé en preguntarle a mi papá por qué había hecho tal aberración. Pero me contuve. Decidí no cuestionar. Decidí dejar la salvia ser parte de la vela. Regreso al cigarro de la terraza.
Estaba contemplando tal aberración, la cual, por cierto, ya no me parece como tal, y aquí es donde entras tú:
Tomé la vela, me di a la tarea de ver cómo es que la salvia ya está fusionada por la cera. Es otro espécimen.
Esto me hizo pensar en el tiempo de las cosas. En las transformaciones. En las transformaciones extrañas que a veces nos llevan las decisiones que tomamos. Y eso no está ni bien, ni mal. Solo es así.
Eso me llevó a: tu carpeta de recuerdos. A las tardes en el patio de la baticueva. Prendíamos salvia para crear algunos proyectos juntos mientras tú seguías terminando tu proyecto de pegar muchas letras muchas palabras y yo, empezando un cuadro que nunca terminé.
Me acordé de movimiento pélvico en silencio. Sonreí.
Eso me llevó a pensar en esto que creamos algún día en el pasado. Me di a la gran aventura de buscar mi computadora para buscar el correo de cómo podía acceder a este lugar otra vez.
Y aquí estoy.
Después de una mini lucha de dedos gordos y tecnología ft. montada en la etapa final de la sensación del después de haber conectado con otro tipo de tecnologías altamente sofisticadas (hoy tuve una mini ceremonia con el reino fungi. Una mini junta para ver qué pedo conmigo misma) la cual me hizo muy divertido el reto de poder entrar a este submundo del movpelensil otra vez.
(Tuve que cambiar la contraseña porque no podía acceder. Si lees esto y alguna vez quieres entrar: solo le agregas una F al final de la contraseña que los dos tenemos. Ups).
Y se sintió bien recordar.
Se sintió lindo reelerte. Me recordó lo lindo que era navegar la vida contigo de esa forma. De nuestros rituales. De cómo me sentía cuando estaba contigo. De cómo me gusta como describes las cosas. De las risas. De los llantos. De las risas mojadas. De todo lo que nos compartimos. Que atesoro. Que quiero que sepas que te recuerdo de la forma más linda posible. Que sigo sin entender la vida, ni los por qués, ni los cuándos ni los dóndes. Que me sostienen los recuerdos que me han llevado hasta aquí. Que quisiera compartirte tantas cosas. Porque siento que nunca voy a encontrar a alguien que me vea con los ojos que tú me viste en esos días. Porque siempre pienso en la conexión que teníamos. Me quedo con esos recuerdos.
Escribo con lágrimas. Pero sonrío. Porque así como la salvia que no sé por qué razón está suspendida en la vela, de alguna forma, la entiendo.
Dejo que simplemente sea. Y aquí estoy dos años y contando después, sin respuestas, pero suspendida,,,,,,,,
entendiendo.
O tratando de.
Dato curioso: Ayer fue 7/7/7.
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Calma Nuclear.
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un brazo pasa sobre la manga, luego el otro, para así colocarse la chaqueta que si bien no creía necesitarla si le caía bien el calor que provocaba. entierra su nariz sobre el cuello de su chaqueta para así conseguir un poco de calor en la punta de su nariz que estaba fría y, al tener algo de calor lo busca. silencio era extraño, sin embargo, no algo que rechaza por completo solo permite que el agua se mueva a su alrededor y disfruta algo tan sencillo como aquello, le ayudaba a calmarse a pesar de todo. ‘ lo mismo digo, por más que seas fastidioso y grosero… ’ palabras terminan saliendo suaves, mirada dirigiéndose a manos que son cubiertas por mangas de su chaqueta. ‘ sigues siendo uno de los pocos que no cambia a pesar de todo, me haces sentir segura de dónde estoy ’ no sabe si tiene sentido, o si siquiera entenderá a lo que se refiere pero hablaba desde la honestidad y su corazón nunca había sido más vulnerable que en ese momento. ser expulsada, todo lo que sucede en la academia, la legión, incluso lo que sucede de vuelta en canadá; todo era abrumador hasta el punto que siente que algunas veces se ahoga en su propios pensamientos terminando por ir con personas que sabe que lograrán trasladar su mente a otra parte y no se da cuenta que nikolai era una de esas hasta el ataque en francia. ‘ ¿si sabes que tienes hoyuelos? son encantadores, a ver sin sonríes más seguidos ’ y como momento le resultaba confuso, tiene que hacer una broma para aligerar un poco su propio humor. ‘ ah, es son cosas de jóvenes. es una página para leer historias ’ le explica, dando suaves palmaditas contra su hombro. sus manos van hasta uno de los remos, como indicándole que comenzaran a moverse, de lo contrario terminarían sentados ahí por horas. ‘ me estás leyendo como un libro, eso no me gusta ’ termina por reír, por más que no quería hacerlo, era su forma de mantener el control a pesar de todo. ‘ simplemente no lloro porque no creo que merezca soltar lágrimas, al menos no todavía ’ y si es vago, es porque todavía no se siente en capacidad de compartir esa parte de su vida. ‘ ¿si? no sé porque pensé que te iba eso de amor en tiempos de guerra o algo así, ¿es por qué tu quieres un final feliz? ¿o simplemente te gusta ver a los demás teniendo uno? ’
si se quedó más tiempo contemplándole de cerca, en ese extraño y absorto silencio, fue porque al colocar la prenda encima trató también de mirar su rostro. los ojos buscaron el objetivo pero solo se llevaron una decepción, pues al hacerlo lo único que encontraría sería una imagen sin enfoque alguno, como si estuviese cubierta por neblina... y eso, omitir esos detalles tan simples era devastador, porque le recordaba lo que estaba perdiendo poco a poco. en ese sentido, que la tela de la chaqueta cubriese su cabeza no hacía diferencia: estuviera en medio o no, todavía seguiría sin ver nada en absoluto. el único ojo que le quedaba ya estaba condenado. solo podía rogar hasta que los escenarios volvieran a enfocarse de nuevo, sucumbiendo a esa incertidumbre casi cruel, al mero capricho de su cuerpo. y aun así... ¿por qué estaba tranquilo al respecto? " me pregunto si será algo meramente casual" dijo entonces, parpadeando un par de veces hasta que sus intentos fueron inútiles. resignado, solo dirigió el rostro hacia una dirección diferente, apuntando hacia otro rincón del lago. " cuando me la paso contigo, parece que se me olvidan las preocupaciones que tengo en la cabeza" porque escucharle hacia que la idea de estar quedándose ciego no despertase la misma desesperación que en otras ocasiones. quizás le divertía lo suficiente, quizás reparar en sus ideas extrañas y sus modos raros y su peculiar forma de referirse a todo fuese suficiente para disfrazar esa premonición inevitable. ¿no sería lo mismo si desapareciera de un día a otro, había dicho? la sentencia le sacó una sonrisa, mientras una parte dentro suyo se hundía. " no sé qué es ao3" afirmó, reacomodándose donde estaba. rebuscó en su bolsillo, y encontró un solitario cigarrillo que puso en sus labios, incluso si no llegó a encenderlo. " un académico dijo una vez que disfrutar de las historias tristes es porque te ayuda a encontrar una excusa para sufrir por eso que no eres capaz de llorar por tu cuenta" ahí, ladeó el rostro, y volvió a verle. " ¿tienes algo así? ¿algo por lo que quieras llorar y no puedes hacerlo sola, acaso?" y dado que también había una pregunta que tenía que responderle, solo suspiró. " mh, en mi caso... ¿supongo que los felices?"
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MAYO 24
2023
Contexto: Escribo desde la micro o el autobús, como le quieran llamar, de vuelta a la casa después del típico agotador día de trabajo y con un atardecer en todo su esplendor.
Mi mente divaga en esa historia nuevamente…
Mi nostalgia está completamente adherida a una etapa de mi vida como si esta fuera la única.
¿Será eso común?
Seré a la única que le pasa que se queda sumergida por muchos años en esa historia que te genera mucha satisfacción recordarla y vivir de ese recuerdo, e incluso la que la mente tiende a idealizar.
Hay un contexto gigantesco para que esa aventura cobre más sentido, pero en este momento no tengo ganas de ahondar mucho en ello…
Simplemente quiero escribir un poco de esa experiencia para satisfacer nuevamente esa necesidad nostálgica no definida.
La vida usualmente continúa recalcándome esa vivencia de una forma u otra.
No crean mal,
no es que piense todo el día en ello pero si hay momento que vuelve y cuando hay otro momento vuelta vuelve, una y otra vez.
¡El karma me la sigue enrostrando cada vez que puede!
Esa maldita pero magnética historía…
Un casi atardecer con un clima agradable de un casi verano y una Brujunatica con un estado emocional en lo más oscuro de su vida, digno de una adolescencia muy bien adolecida.
Llegaba a su destino manejando en su auto con el que en ese tiempo era el que torturaba su autoestima mediante una relación sin rumbo alguno y de mutuo desgaste.
Si, su noviecito, lo que actualmente le llamarían El Cacas.
Además con un amigo, ambos pasajeros de ella como taxista.
No me malentiendan, el ser taxista es una gran labor y la valoro como tal, pero me refiero a esas relaciones que te consumen hasta en lo más básico.
El destino,
una agradable bajada para las variedades de tablas que se deslizaban en ella en un sector aislado, elevado y acomodado de la ciudad.
Al descender del auto un poco molesta por una discusión previa con ese noviecito o El Cacas, antes que se diera cuenta los pasajeros ya se habían alejado.
y un soberbio, atrevido e idiota que se encontraba casi terminando de descender la adictiva bajada para eso Rocket Power reencarnados,
se acercó a decirle con una voz segura y magnéticamente desagradable que aprendiera a estacionar, que obstruía toda la hermosa y codiciada bajada, exigiendo que moviera el auto.
Maldito y magnético, desde nuestro primer encuentro…
¿Y qué creen ustedes, qué no le respondí?
¡Jamás!
La Brujunatica desde niña es una mujer contestadora, maracamente deslenguada y con acciones siempre desafiantes para aquellos hombres egocéntricos, en especial cuando su humor no era de los mejores.
Le contestó mirándolo fijamente a su ojos coquetos por naturaleza al igual que los de ella, “si quieres que el auto se mueva, muévelo tú mismo”, mientras ella apretaba el botón del control para cerrar el auto. El cual emitió un pequeño sonidito mientras ella volteó dándole la espalda y siguió su camino con la frente en alto, aunque lo escuchó sonriéndose con una pequeña risita de satisfacción al hacerla enojar.
Mientras que ella lo odio mucho en ese momento porque recordemos que era una etapa oscura para ella, donde el dolor era el principal compuesto de su ser.
Después que el irrespetuoso tomara su tabla y se alejara para subir en búsqueda de su próximo descenso, ella después de unos minutos decidió simplemente mover el auto pensando en el resto de chicos que se estaban divirtiendo descendiendo.
¡Exacto!
Una perfecta combinación de desafío y sumisión mutua,
Cómo dije antes,
¿Maldita o bendita historia magnética?
Brujunatica
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